Intenso, denso, cruel.
Era un rojo profundo, vivo.
Un rojo rebelde que evocaba anécdotas
de infancia.
Ese rojo puro de amor, placentero; que
luce sin miedo a otros colores.
Rojo de pasión, subversivo, digno de
historias y amante de escalera.
Era un rojo profundo, vivo.
Como el rojo que tiñe la
botella de un buen vino.
Ese rojo que colma jardines y balcones,
que provoca obsesión a cualquiera.
Rojo de furia, de emoción, de libertad,
propio de batallas y aventuras.
Era un rojo profundo, vivo.
El rojo de su sangre corriendo calle abajo.
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