El tiempo pasa. No hay otra. Lo que nos mantiene vivos es pensar en qué será mañana de nosotros. Hay quien se hunde en el camino, quien avanza muy rápido sin mirar atrás y también, quien se deja llevar y de esa forma flota en la vida como pompa en la bañera. Una vez leí que cuanta más inconsciencia, más felicidad, y, ciertamente, así es. Pensar en lo que nos rodea, asumirlo y no hacer nada por evitarlo o cambiarlo, es imposible para una persona cabal.
Ahora miro esta foto y apenas puedo creer todo lo que me ha sucedido desde entonces. Presuntos implicados cantaba cómo hemos cambiado, El desván del duende asegura que gran parte de este circo es increíble pero cierto y sólo uno mismo puede reencontrarse entre tanto correr de aguja fina de reloj.
Ése soy yo con, no sé, quizás 17 años, en Descargamaría (Cáceres) ¡Qué pintas, por dios! Eugenio diría bandarra, la cola, bandarra, eso te falta para león...
P.d.: Mudanza y desconexión a internet durante algunos días es lo que me ocupará esta semana...