viernes, 21 de enero de 2011

Robo

          Yo sólo quería hacerle un regalo a mi chica. Tampoco es tan disparatada empresa, entro, busco algo y me lo llevo con esa desvergüenza que a menudo me rodea.
Aquel centro comercial tenía varias plantas, se palpaba el ambiente de rebajas y la ropa en el suelo formaba una bonita performance contemporánea.
          No veía nada interesante. De repente, paseando por el tercer piso de aquel coloso de las compras vi una estantería rebosante de zapatos de mujer. Eran preciosos, parecían sacados de uno de esos cuentos ifantiles modernos. ¡Era el regalo perfecto!
Ahora llegaba la parte complicada: no tenía dinero y estaba dispuesto a robar un par, a llevármelos por la patilla. Di varias vueltas y  no me decidía. Pasados unos momentos, sobre un mostrador, vi un paquete. Parecía, sin duda, un par de zapatos. Estaban envueltos en papel como si alguien ya los hubiera pagado y dejado allí unos instantes.
     -¡Ésta es mi oportunidad! ¿Qué tengo que perder?- Me dije 
          Me apresuré hasta hacerme con ellos y, disimulando, me retiré poco a poco con el paquete bajo el brazo, hasta que alcancé las escaleras mecánicas de descenso. Realmente ni siquiera sabía si me gustarían, si era el número que buscaba o si, verdaderamente, estaban ya pasados por caja.
Llegué hasta el garaje. Abrí el maletero y los guardé. Por fin había pasado el peligro.
          Dejé reposar la espalda sobre la puerta de mi Fiat. A los pocos minutos, ya más calmado y cuando me disponía a abrir el paquete para destapar su contenido, vi aproximarse a un vigilante de seguridad. Se me acercó y farfulló:
-Chico, te hemos seguido con las cámaras desde que entraste. No es tuyo el paquete. Venga, devuélvelo.
          Yo respondí con total frialdad mientras sacaba del maletero el objeto del delito: 
- Bueno, ehhhh, no sé ni si me gustan los zapatos, ni siquiera los vi antes de cogerlos; pero puedo ir a por dinero y pagarlos, ¿no? Prefiero eso antes que liarme con denuncias.
          Aquel vigilante sonriendo contestó:
-¿Zapatos? Anda, dámelo y lárgate. 
          Me arrebató aquel bulto de las manos y se dio media vuelta. Yo no entendía nada de nada.

           ¿Qué diablos contenía, entonces, el paquete?



6 comentarios:

  1. Dinero o una pistola, que es lo que suele haber en estos casos... ¿cómo llegó hasta la caja? Eso ya... en la próxima entrada que escribas!

    Besinos

    ResponderEliminar
  2. ¿Es real esto que cuentas? Parece que no sólo de plantas vive el hombre... jajaaja. Nos vemos en la cenita Pon, un abrazo!

    ResponderEliminar
  3. Noooo ??? Primero, eso no se hace, segundo, no me puedes dejar con la intriga, jajjaj estoy en ascuas George...Para cuando la segunda parte ???
    Bssss

    ResponderEliminar
  4. Algún día, tendréis que comprar mi libro.... jajajajaj

    Bsitos

    ResponderEliminar
  5. sin duda la que mas duda tiene aqui soy yo, os lo aseguro... que me he quedado sin regalo!!!!!!!!! jejejeje, me encanta la historia!!!

    ResponderEliminar
  6. Pásate por mi blog que tienes un premio esperándote. Así te estrenas.

    Un abrazo

    ResponderEliminar